martes, 3 de febrero de 2009

Todo en el ascensor



La chabona estaba esperando el ascensor jaula. Yo la reconocí. era la mujer de C. Me miró con hambre, como queriéndome deVorar. Me gustó esa mirada. Yo también le tenía ganas. Llegó el ascensor. Abrió la puerta. Subimos. Ella apretó el botón 14 sin preguntarme a donde iba. Era obvio: ambas íbamos a la fiesta de C. Cuando pasamos el piso 9 abrió la puerta y trabó el ascensor. Me miró y me dijo: "Estoy recaliente y me gustás". Yo le dije por las dudas: "Pero vos sos la mujer de C.". Pero ella rápidamente me afirmó: "Era. Aunque igual fui invitada a la fiesta. Pero soy más puta que las gallinas".Se levantó la remera. No tenía corpiño. Me mostró las tetas. Acercó su boca a la mía y nos besamos con ganas locas. "Pero yo tengo pija", le dije, apoyándosela contra su pancita. "Yo también, loca, pero me gustás, estoy recaliente", me contestó con una voz desesperada. "Entonces necesitamos una concha", le respondí. "No Problem, en la fiesta la vamos a encontrar...", me dijo segura mientras me acercaba su boca bien abierta para entrelazarnos las lenguas. Nos besamos salvajemente a la vez que nos acariciábamos los pezones con los dedos húmedos de nuestras propias salivas. Nos desabrochamos los pantalones y con las pijas bien gruesas y duras nos pajeamos juntas. En el piso 10 estaba C. mirándonos desnudo con su concha bien abierta mientras se frotaba el clítoris.

Prisca G.

Poemas de Maximiliano P.



Leche que cae a gotas sobre tu boca sedienta
Leche que salpica tus pechos abiertos
Leche que se desliza desde tu ombligo hasta tu pubis
Leche que te derramo bendiciendo tu cuerpo de mujer

*******

Dios está entre tus piernas
abro mi boca para recibir tu sagrada hostia

*******

Misa en escena
Sacerdotiza desnuda que la oficia
Evangelio que sale de tu boca pronunciando gemidos
Crucifijo de carne que penetra tu vientre
Llena eres de gloria no virgen
Derramando flujo que se desliza por tus piernas
Alzas el cáliz brindando por la lujuria
Multitudes de infieles ingresan al templo
El órgano hace de las suyas
Los cuervos han emigrado muy lejos
69 campanadas
De cunilingus y felatios se compone la ceremonia
En la puerta una pendeja desnuda vende forros y dilgos
Aleluia


Maximiliano P.

¡La puta que vale la pena...!



Por Rosa Mela Raya
Vaya una a saber por qué a las chicas les gusta encontrar ventajas extra al hecho de ser lesbianas, como si no fuera suficiente con la fantástica experiencia cotidiana de serlo –bueno, puede ser que exagere–. ¿Proselitismo? ¿Autoafirmación? ¿Ganas de tomar el mundo? ¿Celebración por haber abandonado tarde el rebaño hétero? Lo cierto es que no hay página de tortas que no cuelgue la famosa lista de donde, para no ser menos, he extractado unas perlas de aquí y acullá, debidamente comentadas, ya que no es la intención vender ostras por almejas. A saber:
(.) La primera vez no será dolorosa (siempre que en la primera vez a ella no se le ocurra usar “ese” dildo).
(.) Si no te viene la regla, no hay por qué temer embarazos no deseados (aunque si justo te estás inseminando es posible que te deprimas lo mismo. Amén de que siempre puede ser cáncer).
(.) Que tu ginecóloga te ahorre la tortura del tacto por miedo a que te calientes (también es posible que evites que la depiladora se exceda en el cavado. Ventaja no apta para cultoras del SM).
(.) Considerable ahorro en condones (paranoicas siempre hubo y hay, ventaja relativa) y uñas esculpidas (sin comentarios).
(.) Es posible compartir la ropa con la pareja y así duplicar el vestuario (sí, claro, y que después el mundo entero crea que es tu hermana).
(.) Es altamente probable que compartas alguna ex con tu pareja y puedan despellajarla a dúo y a gusto (sí, claro, mientras la ex en común te despelleja a vos con tu ex ex).
(.) Tu novia jamás salpica la tabla del baño y además sabe para qué se usa la escobilla (sólo quien ha vivido con varones sabe cuán dulce es esta ventaja).
(.) El tamaño de sus genitales no te importa (y además que tu ex tenga la vulva más grande que la de ella no la acompleja en lo más mínimo).
Hay quien describe otras ventajas como el desarrollo de la creatividad para explicar por qué tu novio se llama Laura, o que tu madre no se preocupe porque tu amiga se queda a dormir en casa. Aunque, digamos la verdad, aun cuando fuera a pérdida, ¿quién se resiste a una yunta de bueyes?

Rosa Mela Raya
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Prostitución



Prostitución adherida
de un polvo volátil.
Comparto una sabana, ni
una silla.

Úselo y tirelo
Uno, dos, tres, cuatro
A, a, a, Ahhh

Una canción de inspiración
rápida, igual a todo
conmigo escribiste
el libro que te salió lindo y aquello
otro también.

En esa cama que no cobra
esperando otra vez tu cara.

Evita V.
Extraído del blog: http://nomeenorgullece.blogspot.com/

Oda al culo



Por Pedro Mairal
No suelo concordar con el prójimo varón sobre cuál es el mejor culo. Noto un gusto general por el culito escuálido de las modelos flacas. A mí me gustan grandes, hospitalarios, macizos. Me gusta el culo balcón, que sobresale y se autosustenta como un milagro de ingeniería. El culo bien latino, rappero, reggaetón, de doble pompa viva y prodigiosa.
Me salen versos cuando hablo de culos. Quizá porque en los culos hay algo más antiguo y atávico que en las tetas, que en realidad son una intelectualización. Las tetas son renacentistas, pero el culo es primitivo, neanderthaliano. Con su poder de atracción inequívoca, su convergencia invitadora, es un hit prehistórico. Despierta nuestro costado más bestial: el del acoplamiento en cuatro patas. Las tetas son un invento más reciente, son prosaicas. El culo, en cambio, es lírico, musical, cadencioso, indiscernible del meneo de caderas, del ritmo, la batida de la bossa que retrata a la garota que se aleja en Ipanema.
Porque el culo siempre se aleja, siempre se va yendo, invitando a que lo sigan. Se mueve en dirección contraria de las tetas que siempre vienen y por eso suelen ser alarmantes, amenazadoras, casi bélicas (me acuerdo de las tetas de Afrodita, la novia de Mazinger Z, que se disparaban como dos misiles). Las tetas confrontan, el culo huye, es elegía de sí mismo, se va yendo como la vida misma y deja tristes a los hombres pensando qué cosa más linda, más llena de gracia aquella morena que viene y que pasa con dulce balance camino del mar.
Las mujeres argentinas tienen orto, las colombianas jopo, las brasileras bunda, las mexicanas bote, las peruanas tarro, las cubanas nevera o fambeco, las chilenas tienen poto. O mejor dicho, las chilenas no tienen poto, según mis amigos transandinos que se quejan de esa falta y quedan asombrados cuando viajan por Latinoamérica. Yo mismo casi me encadeno a la muralla del Baluarte de San Francisco en el último Hay Festival de Cartagena de Indias para no tener que volver y poder seguir admirando el desfile incesante de cartageneras o barranquilleras cuyos culos altaneros merecían no este breve artículo sino un tratado enciclopédico o un poemario como el Canto General.
De las cosas que hacen las mujeres por su culo, la que más ternura me da es cuando lo acercan a la estufa para calentarlo. No lo pueden evitar. Pasan frente a una chimenea o un radiador y acercan el culo, lo empollan un rato. El culo es la parte más fría de una mujer. Siempre sorprende al tacto esa temperatura, el frescor del cachete en el primer encuentro con la mano.
Durante el abrazo, se puede llegar a los cachetes de dos maneras. Una es desde arriba, si la mujer tiene puesto un pantalón, pero es dificultoso y lo ajustado de la tela impide la maniobra y la palmada vital. La otra forma es desde abajo y eso es lo mejor, cuando se alcanza el culo levantando de a poco el vestido, por los muslos, y de pronto se llega a esas órbitas gemelas, esa abundancia a manos llenas. En ese instante se siente que las manos no fueron hechas para ninguna otra cosa más que palpar esa felicidad, para sentir con todos los músculos del cuerpo la blanda gravitación, el peso exacto de la redondez terrestre.
Se suele pensar que, en el sexo, la posición de perrito somete a la mujer. Pero hay que decir que abordar por detrás a una mujer de ancas poderosas puede ser todo lo contrario: es como acoplarse a una locomotora, como engancharse en la fuerza de la vida, hay que seguirla, no es fácil, uno queda subordinado a su energía, hay que trabajar, darle mucha bomba, carbón para la máquina. Es uno el que queda sometido a su gran expectativa, absorto, subyugado, vaciándose para siempre en la doble esfera viva de esa mantis religiosa.
Una vez vi un hombre de unos 45 años dando vueltas al parque, corriendo tras su personal trainer. Lo curioso es que era una personal trainer, y las calzas azules de esta profesora de gimnasia evidenciaban que tenía un doctorado en glúteos. Como el burro tras la zanahoria, el hombre corría tras ella sin pensar en nada más que ese seguimiento personal. No me sorprendería que a la media hora hubiera un grupo de corredores trotando detrás, en caravana. La música de los culos es la del flautista de Hamelin. Los hombres, con su legión de ratones, van tras ella, hipnotizados.
Las mujeres saben aprovechar sus recursos. Yo trabajé en una empresa en el mismo piso que una arquitecta narigona (esas narigonas sexys) y con un "tremendo fambeco". Ella sabía que era su mejor ángulo y lo hacía valer, con unos pantalones ajustados que dejaban todo temblando. Era una de esas oficinas cuadradas, llenas de líneas rectas: el almanaque cuadriculado, la tabla rectangular del escritorio, la ventana, los estantes, las carpetas de archivos. Un lugar irrespirable de no ser por el culo de la arquitecta que a veces pasaba camino a tesorería o a la fotocopiadora. Su culo era lo único redondo en todo este edificio de oficinas. Lo único vivo yo creo. Nunca intenté nada (se decía que tenía un novio), pero en una época yo pensaba escribir una novela con los acoplamientos heroicos que imaginé con ella. Una novela que iba a titular, con un guiño a Greenaway, "El culo de una arquitecta".
No escribí ni dos líneas de esa novela, pero sí algunos poemas que ella nunca leyó. Me acuerdo que la veía antes de verla, la intuía en un ritmo particular que tenía el sonido de sus pasos, un peso, un roce de la cara interna de sus muslos de falsa mulata. Cuando aparecía en el rabillo de mi ojo, ya sabía plenamente que se trataba de ella. Y pasaba y todo se detenía un instante, el memo, el mail, la voz en el teléfono, todo se curvaba de pronto, no había más rectas, todo se ovalaba, se abombaba, y el corazón del oficinista medio quedaba bailando. No exagero.
Además era plena crisis del 2002. Todo se derrumbaba, caían los ministros, los presidentes, caía la economía, la moneda, la bolsa, caía el gran telón pintado del primer mundo, caía la moral, el ingreso per cápita, todo caía, salvo el culo de la arquitecta que parecía subir y subir, cada vez más vivaracho, más mordible, más esférico, más encabritado en su oscilación por los corredores, pasando en un meneo vanidoso que parecía ir diciendo no, mirame pero no, seguime pero no, dedicame poemas pero no. Ojalá ella llegue a leer esto algún día y se entere del bien que me hizo durante esos dos años con solo ser parte de mi día laborable pasando con tanta gracia frente al mono de mi hormona. Y ojalá se entere también que, cuando me echaron, lo único que lamenté fue dejar de verla desfilar por los pasillos respingando el durazno gigante de su culo soñado.

Pedro Mairal
Fuente: Revista Soho, Bogotá.

Jaime Sabines: Canonicemos a las putas



Das el placer , oh puta redentora del mundo , y nada pides a cambio sino unas monedas miserables. No exiges ser amada , respetada, , atendida , ni imitas a las esposas con los lloriqueos , las reconvenciones y los celos . No obligas a nadie a la despedida y a la reconciliacion; no chupas la sangre ni el tiempo ; eres limpia de culpa; recibes en tu seno a los pecadores , escuchas las palabras y los sueños,, sonries y besas: Eres paciente, experta, atribulada , sabia, sin rencor.

No engañas a nadie, eres honesta, integra, perfecta; anticipas tu precio, te enseñas; no discriminas a los viejos, a los criminales, a los tontos, a los de otro color; soportas las agresiones del orgullo, las acechanzas de los enfermos ; alivias a los impotentes, estimulas a los timidos, complaces a los hartos, encuentras la formula de los desencantados. Eres la confidente del borracho , el refugio del perseguido, el lecho del que no tiene reposo.

Has educado tu boca y tus manos, tus musculos y tu piel , tus visceras y tu alma. Sabes vestir y desvestirte,acostarte, moverte. Eres precisa en el ritmo , exacta en el gemido, docil a las maneras del amor.

Eres la libertad y el equilibrio; no sujetas ni detienes a nadie; no sometes a los recuerdos y a la espera . Eres pura presencia, fluidez, perpetuidad. En el lugar en que oficias a la verdad y a la belleza de la vida, ya sea el burdel elegante, la casa discreta o el camastro de la pobreza, eres lo mismo que una lampara y un vaso de agua y un pan.

Oh puta amiga, amante, amada, recodo de este dia de siempre, te reconozco, te canonizo a un lado de los hipocritas y los perversos, te doy todo mi dinero, te corono con hojas de hierba y me dispongo a aprender de ti todo el tiempo.

Jaime Sabines (1926-1999)

martes, 5 de agosto de 2008

El Erotikón


Las divinidades del Olimpo convocan
a este excitante juego de amor.
Los dados marcarán el destino erótico
de la pareja participante.
Antes de comenzar,
ella y él se quitarán relojes y zapatos.
Se acomodarán en un lugar tranquilo y cálido,
sobre una alfombra cómoda.
Pondrán música sugestiva de fondo,
quemarán incienso,
tendrán a mano bombones,
frutas, un buen vino,
y una pluma de pavo real.
Alrededor de la pareja,
siete velas rojas:
una sola encendida,
las otras seis todavía apagadas.
Se juega con dos dados,
uno para ella, otro para él.
En cada turno,
se sumarán los puntos de ambos
para conocer el oráculo amoroso,
lo que deben hacer.
A continuación, el significado de cada lance:


5
Diana, la cazadora, flecha con besos. Si suman 5 puntos,
dense un beso de amor largo y profundo.



9
El libertino Baco entusiasma a los amantes dándoles a probar su vino.
Los dos beben de la misma copa… ¡Salud!



6
Venus, diosa de la belleza, va liberando el cuerpo de la amante. Cada vez que salga este número, ella se quitará una pieza de ropa.


8
El hermoso Apolo hace otro tanto con el cuerpo del amante.
Cada vez que logren este número, él se quitará una pieza de su atuendo.



4
Con la sabiduría de Atenea, cada quien dirá una frase de amor
a su pareja.




10
Las ninfas ríen y hacen reír. Quien saque más puntos con su dado, tomará una pluma de pavo real para hacer cosquillas en el cuerpo amado. Si los dados marcan 5-5, ambos se harán reír.



11
Neptuno, rey de los mares, se adentra en aguas profundas.
Si suman 11 con los dados, quien tenga el 6 empleará su lengua
para dar placenteras sensaciones a la pareja en cualquier parte
que ésta tenga al desnudo.



2
Marte no quiere hacer el amor, sino la guerra. Pero los dioses
ofrecen una segunda oportunidad. Si sacan este número de separación, continúen jugando sin hacer caso a la advertencia del dios bélico.
Ahora bien, si vuelven a sacar 1 y 1, deberán suspender todos los preparativos amatorios hasta una próxima noche. No hay apelación posible.



12
Las musas deleitan los sentidos. Los amantes están invitados a saborear
un afrodisíaco chocolate o unas turgentes uvas.


7
Eros, dios del amor, desea alcanzar este número, símbolo del éxtasis. Cada vez que logren un 7, encenderán una de las velas que les rodean. La primera ya está brillando, regalo del Olimpo.
Cuando tengan las siete velas iluminadas, olviden los dados...
el Amor les espera.



Fuente: http://radialistas.net/